20 de abril, 2024
Nutrición y emociones
SALUD

¿Por qué sentimos "culpa" al comer ciertos alimentos?

La ‘cultura’ de las dietas y la famosa culpa: ¿De dónde salen los discursos sobre lo que debemos (o no) comer? En la actualidad, en el ámbito de la nutrición predomina un abordaje de la alimentación basado en el peso corporal… ¿Qué significa esto? Que se utiliza el peso -en conjunto con la talla- como parámetro principal para medir nuestro estado nutricional, apareciendo algunas prescripciones a “seguir” cuando estos valores se alejan de lo normal o esperado.

De esta manera, se trama lo que la antropóloga Mabel Gracia Arnaiz denomina como medicalización de la alimentación, haciendo referencia al proceso que se centra en la difusión de información y recomendaciones acerca de las cantidades, composición, frecuencia y circunstancias “saludables” del consumo de alimentos, en donde se asignan cualidades sanitarias a los mismos, enfatizando en las calorías y nutrientes por encima de aspectos sociales y simbólicos relacionados al acto alimentario.

Por otro lado, esto nos lleva a preguntarnos ¿qué ocurre si nuestro peso no responde a lo considerado “normal” para nuestra talla? ¿Y si nuestra alimentación no cumple con esas prescripciones ‘saludables’? Sin conocer cada situación en particular, me atrevería a contestar que aparecen algunas emociones como malestar, culpa, insatisfacción, al mismo tiempo que la comida se vuelve un medio de control para regular nuestro peso y moldearlo de acuerdo a ciertos estándares sociales.

Si bien es sumamente importante valernos de indicadores precisos para evaluar nuestro estado de nutrición (por ejemplo: peso, talla, análisis bioquímicos y signos clínicos), mi invitación es a ampliar la mirada y poder ver más allá de lo que expresan únicamente estos valores. En este sentido, es fundamental abordar de manera conjunta (entre profesional y consultante) la complejidad del acto alimentario, considerando todas las dimensiones que participan: la historia individual, el contexto en el que vive, los aprendizajes transmitidos de generación en generación, la comida compartida con otros, las normas sociales que circulan, entre otros aspectos.

 

Como consideración final, propongo que podamos resignificar algunos conceptos y  reflexionar a partir de algunos interrogantes: ¿Qué rol ocupamos en la construcción de nuestra salud? ¿Alguien tiene el poder de definir qué, cuánto y de qué modo debemos comer? ¿Qué papel juegan las dietas restrictivas en la búsqueda de un cuerpo ‘ideal’ que sea aceptado socialmente? ¿Desde qué lugar elegimos relacionarnos con la comida? 

 

Por Agustina Pécora

Lic. en Nutrición