Alumnos de cuarto año del Ipem 281 de Río Cuarto (antiguo Colegio Nacional) están llevando adelante un proyecto solidario que forma parte de la materia Formación para la Vida y el Trabajo. Este proyecto tiene como finalidad principal involucrar tanto a los estudiantes como a la comunidad local en acciones solidarias que beneficien a los sectores más necesitados de la ciudad.
La profesora Marina Rivarola, quien está a cargo de la materia, explicó que la propuesta busca que los alumnos desarrollen empatía y un sentido de responsabilidad social. “El eje central es la solidaridad no solo por parte de los estudiantes, sino también de toda la comunidad que colabora y ayuda a quienes más lo necesitan”, comentó Rivarola al destacar la importancia de este modelo educativo.
Cada año, los estudiantes del Ipem 281 organizan una serie de actividades con el fin de recolectar recursos que luego son destinados a hogares y centros comunitarios de Río Cuarto. Este año, una de las principales iniciativas es la colecta de dinero para la compra de tiras de pan, que luego son entregadas al hogar María Madre de Dios. Esta institución, a su vez, distribuye los alimentos a otros centros que también brindan asistencia a personas en situación de vulnerabilidad.
Además de la compra de alimentos, los alumnos han estado recolectando ropa, juguetes y alimentos no perecederos que luego son distribuidos entre merenderos y comedores locales. Este trabajo no solo busca cubrir una necesidad inmediata, sino también enseñar a los estudiantes el valor de la solidaridad y la importancia de aportar a la sociedad desde una edad temprana.
Rivarola señaló que este enfoque permite que los alumnos experimenten una forma de aprendizaje distinta, que trasciende las clases teóricas. “Aprender haciendo, sirviendo, ayudando a la comunidad es una forma de aprendizaje muy válida. Los chicos lo valoran mucho porque les permite ver cómo su esfuerzo tiene un impacto directo en quienes más lo necesitan”, expresó la profesora.
La participación activa en estas iniciativas, asegura Rivarola, no solo fortalece el vínculo entre los estudiantes y la comunidad, sino que también genera un sentido de pertenencia y compromiso con los demás. Los alumnos se convierten en agentes de cambio al colaborar con aquellos que, en muchos casos, no tienen acceso a los recursos más básicos.
Un componente esencial de este proyecto es la participación de la comunidad riocuartense, que año tras año responde al llamado solidario de los estudiantes. La profesora Rivarola hizo hincapié en la importancia de esta colaboración, destacando que las puertas del colegio están abiertas para quienes deseen acercar sus donaciones. El Ipem 281, ubicado en Baigorria 463, es el centro de acopio donde se reciben las contribuciones que luego son distribuidas entre los centros beneficiados.
La profesora también destacó el valor educativo del proyecto, que permite que los estudiantes comprendan de manera vivencial la importancia de la solidaridad y el trabajo en equipo. Más allá de los beneficios inmediatos que estas acciones generan en los centros comunitarios, los alumnos adquieren una experiencia significativa que los ayuda a desarrollar habilidades y valores fundamentales para su futuro.
Los alumnos del Ipem 281 no solo están aprendiendo en el aula, sino que están aplicando esos conocimientos de manera concreta y útil para mejorar la vida de otras personas. El proyecto de Formación para la Vida y el Trabajo se ha convertido en una plataforma para que los jóvenes desarrollen no solo competencias académicas, sino también sociales y emocionales. Este tipo de iniciativas demuestra que el aprendizaje puede ser un proceso dinámico, que involucra tanto la mente como el corazón.
El mensaje de la profesora Rivarola y de sus alumnos es claro: la solidaridad no es solo una palabra, es una acción que tiene un impacto real en la vida de quienes la practican y quienes la reciben. El llamado a la comunidad para colaborar sigue abierto, y la esperanza es que este tipo de proyectos siga creciendo con el apoyo de todos.
La colecta de pan, ropa y juguetes continuará durante las próximas semanas, y quienes deseen sumarse pueden hacerlo acercándose al Ipem 281 o comunicándose directamente con los organizadores del proyecto.
De esta manera, el colegio sigue consolidándose como un espacio de aprendizaje integral, donde los estudiantes no solo adquieren conocimientos académicos, sino también herramientas para la vida, desarrollando empatía, solidaridad y compromiso con su entorno.