Lo que encontramos en la mayoría de las empresas son decisiones y acciones de comunicación dirigidas a lo que es más obvio para ellas y para el mercado: el “qué” y menos preocupadas con un lado más subjetivo: el “por qué”. 
Esta última es la que la mayoría de las empresas no logran responder, y sin embargo es la herramienta más poderosa a la hora de vender, porque muestra la misión de la empresa.
Citando al escritor y motivador inglés Simon Sinek “la gente no compra lo que tú haces, sino que compran el por qué lo haces”. 
Simon sostiene que, al dejar claro los motivos por los cuales el negocio existe y luego hablar de las soluciones que ofrece, las posibilidades de generar empatía con los consumidores son mucho mayores.
Así, lo que ocurre es una conexión con los sentimientos y la confianza de las personas, facilitando la creación de vínculos aún más estrechos.
Una de las consecuencias más favorables de este enfoque es la fidelización de clientes: si realmente se identifican con la causa de tu empresa, encontrarán en tus productos y servicios una forma de expresión que probablemente no tendrán con los competidores.
Además, al encontrar su propósito, es decir, al desarrollar profundamente el “para qué” la empresa hace lo que hace, la misma comprende el valor diferenciador que tiene en el mercado. 
La recomendación es tomarse el tiempo o buscar especialistas para realizar este proceso, ya que,  es sustancial para encontrar la razón de ser de la organización, es decir, su misión.
Esto permitirá planificar y ejecutar comunicaciones de calidad tanto para los miembros de la organización como para conectar con sus clientes, aumentando las posibilidades de crecer en un universo cada día más cambiante.

Cecilia Borghi - Lic. en Comunicación (UNC)
Sofía Italiano - Comunicadora Social (UNRC)